¿Qué pasa cuando descansar se vuelve incómodo?
Si nos vamos a lo más cercano, las vacaciones suelen ser un tiempo en el que estamos buscando diferentes cosas. En su mayoría, viajes o actividades en las que recrearnos, relajarnos, vivir lo que no vivimos a lo largo del año, saliéndonos así de la rutina. También puede ser visto como un tiempo en el que aligeramos el peso de las responsabilidades diarias.

Pero ¿qué pasa si las vacaciones se vuelven otro tipo de responsabilidad? ¿Podemos llegar a estar ansiosos por no tener un viaje programado en nuestro verano? ¿Podemos vernos angustiados por no saber o no poder ocupar el tiempo de las vacaciones? El caso es que las vacaciones se pueden convertir para algunas personas en un foco de angustia. Ya sea por el deseo del aprovechamiento del tiempo hasta el máximo. O bien, por no tener un plan para este año que cubra la mayoría del tiempo de descanso. Así es, irónicamente, también le llamamos “tiempo de descanso”.
Cuando el descanso se convierte en presión
Después de reflexionar sobre esto, recordando veranos en los que he vivido esto en mi pellejo o he escuchado a gente de mi entorno con el mismo dilema, me pregunto qué ha ocurrido cuando he estado largo tiempo sin una actividad programada o haciendo turismo por algún país lejano.
Y lo que encuentro es que el vacío no tiene por qué ser sinónimo de pérdida. A veces, no hacer nada es justamente lo que necesitamos para reconectar.
¿Y si las vacaciones fueran terapéuticas?
¿Qué pasa si simplemente descansamos? ¿Qué ocurre si la única modificación de tu rutina es la de que hay más tiempo libre?
Habrá respuestas miles a esto, tantas como personas diversas somos. Pero para los que se angustian con el vacío que se experimenta en las vacaciones va este mensaje: las vacaciones se pueden convertir en un tiempo sanador. Un tiempo terapéutico, si prefieres llamarlo así. ¿Cómo es esto sin irte a un retiro de yoga?
Aunque parezca contradictorio, diversos estudios respaldan la idea de que el descanso real —el que no está lleno de actividades— mejora la salud mental, la creatividad y el equilibrio emocional. Scientific American lo explica aquí, destacando cómo el cerebro necesita espacios vacíos para funcionar bien.
Regresar a ti: el poder de parar
Un tiempo terapéutico puede darse simplemente abriendo el espacio a mirarnos internamente, a darnos el espacio para que surjan las preguntas que no surgen durante el resto del año “porque-no-tengo-tiempo”. A ofrecernos el silencio que puede avivar la inspiración para el nuevo curso. Inspiración sobre nuestra vida, y replantearnos lo que podemos/queremos/soñamos hacer… o simplemente ser, a partir de ese comienzo.
Para mí septiembre siempre ha sido como un Año Nuevo en miniatura. Lo comienzo con la misma ilusión y ganas. Y el tiempo anterior, si tiene los suficientes vacíos, me ha ayudado a tener un espacio para echarme gasolina y volver a comenzar. Claro, eso se da cuando te amigas con el vacío. Entonces irte hacia dentro y “resetearte” adquiere matices nuevos. Yo sigo en ello, y sé de buena tinta que muchos otros y otras también están en ello.
A veces, darnos espacio para descansar también saca a la luz preguntas que hemos ido dejando para después. Si sientes que este momento te está invitando a mirar hacia dentro con más profundidad, quizás sea el momento de iniciar un acompañamiento profesional. Puedes conocer más sobre nuestros servicios de psicología aquí.
Un deseo para tu verano sin exigencias
Si este texto acaba en tu pantalla por casualidad y llegas a esta parte, no pienses que estoy hablando de que te recluyas este verano en un monasterio (aunque si te agrada ¿por qué no? Son tus vacaciones :p ). Más bien te deseo que hagas lo que quieras.
Por ejemplo, socializar, reírte, hacer deporte, viajar, salir, irte de cañas, nadar en la piscina /mar/lago más cercano, y echarte largas siestas. Pero si te encuentras algún(os) día(s) desocupados, y empiezas a ver como surge la inquietud, respira unos segundos y tómatelo como una señal de que estás empezando a regalarte un “tiempo vacío”. Un buen espacio para que te asomes a mirar con toda la curiosidad de un niño qué sale de ahí, qué sale de ti.
Preguntas frecuentes sobre el descanso y las vacaciones sin planes
1. ¿Es normal sentirse ansioso por no tener vacaciones programadas?
Sí, es más común de lo que parece. Vivimos en una cultura que premia la productividad incluso en el ocio. Sentirse incómodo al “no hacer nada” es una señal de que quizá necesitas recuperar otro ritmo.
2. ¿Por qué me cuesta tanto descansar de verdad?
Porque muchas veces asociamos el valor personal con estar activos o “aprovechando el tiempo”. Descansar requiere permitirse parar, sin culpa ni exigencias.
3. ¿Cómo puede ser terapéutico el tiempo libre?
Cuando no llenamos cada segundo de actividad, aparece el espacio para mirar hacia dentro, sentir lo que hay y conectar con deseos reales. Eso, en sí mismo, puede ser sanador.
4. ¿Qué pasa si me aburro durante las vacaciones?
El aburrimiento no es enemigo. Puede ser una puerta a la creatividad, al descanso profundo o a pensamientos que no emergen cuando estamos ocupados. Es parte del proceso.
5. ¿Es necesario tener un plan para descansar bien?
No. A veces lo más reparador surge sin planificación. Dejar espacios abiertos permite que aparezca lo inesperado, lo espontáneo y lo verdaderamente restaurador.